Posadas - El autódromo Rosamonte de Posadas recibió a uno de los eventos deportivos más esperados de la región. Una tradición que año a año moviliza familias, pasiones y turismo.
El fin de semana, el Turismo Carretera encendió los motores y el movimiento turístico en la capital misionera. Según datos brindados por el Ministerio de Turismo de Misiones, se registró una ocupación promedio del 93% en alojamientos de Posadas y sus alrededores, alcanzando picos del 100% en algunas unidades; hubo más de 10 mil pernoctaciones y más de 3 mil arribos que utilizaron alojamiento turístico, con una estadía promedio de 3,1 noches.
Los visitantes, provenientes de diversas provincias como Formosa, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Córdoba, Buenos Aires y Mendoza, disfrutaron de la competencia, de los servicios de la ciudad, su infraestructura, los paisajes misioneros y la hospitalidad de sus anfitriones.
Hay cosas que no cambian.
De vieja generación, de nueva generación, con los pilotos de antes, con los de ahora… Sin importar la forma, el TC y la lluvia siempre se llevaron bien y siempre lo harán. Si a eso se le suma un buen circuito, como lo es este trazado misionero que tiene subidas, bajadas, rectas larguísimas y curvas cerradas, la emoción se quintuplica. En Posadas, la categoría reina del automovilismo nacional dio un espectáculo de primera y el que lo encabezó, porque fue rápido pero sobre todo porque no se equivocó -en una carrera repleta de golpes y aventuras por el pasto-, fue Nicolás Trosset.
La carrera prometió acción desde el inicio. Bah, incluso desde antes: Julián Santero, puntero del campeonato y quien largaba desde la primera fila, sufrió un apagón que lo obligó a ir a boxes y largar desde allí (finalmente, terminó 30°). Al agitarse la bandera que le dio inicio a la final, la lluvia se encargó del resto.
Despistes por doquier, algún que otro golpe y movimiento constante en la punta de la carrera, aunque no por maniobras sino por incidentes: cuando marchaba 3°, José Manuel Urcera se pasó de largo y fue a parar a la tierra, y quien ocupó su posición, Otto Fritzler, rompió el motor y ocasionó un pace car agónico. Parecía que sería un dolor de cabeza para Trosset, que había hecho una carrera impecable, pero no fue el caso. Arriba del Mustang azul, el arrecifeño volvió a alejarse del pelotón y ganó su segunda carrera en el TC.
La performance de Nico no resultó sorpresiva, si antes de ponerse el buzo antiflama para encarar la final ya había sido el más veloz en los dos entrenamientos, hecho la pole position y ganado la serie más rápida. De todos modos, él no salió de su asombro: "Es impensado todo esto. El TC es muy competitivo y difícil, no es subirse y manejar. Soy apasionado de esto, un montón de veces tuve piedras en el camino. Para los chicos que arrancan, acá hay un laburante que nunca baja los brazos".
Al margen de la victoria incontestable de Trosset, el TC en Posadas dejó una estadística llamativa: en el Top 10 hubo sólo dos autos de vieja generación, los Chevrolet Chevy de Santiago Mangoni (5°) y Valentín Aguirre (10°), que fueron acompañados por cuatro Mustang, tres Camaro y un Toyota. ¿Tiempos de cambio?